Coaching educativo
Gema Sancho es Máster en Psicología del Coaching por la UNED,
Coach ACC Certificada por ICF (International Coach Federation),
licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, y MBA por el
Instituto de Empresa.
La gente es inteligente. Esta frase la escuché por primera vez hará
unos cinco años por boca de mi maestro y amigo Chema Buceta. En ese
momento estaba formándome como coach y esa frase se quedó guardada en mi
recámara junto a muchas otras. Ahora, después de todo este tiempo, me
doy cuenta de que esa frase reúne por sí sola la esencia del coaching.
A través de este artículo quisiera trasladaros a los docentes el
significado que tiene esta frase para mí y su relación con el coaching.
La gente es inteligente, es decir, que tanto los profesores como los
alumnos son inteligentes. Está claro que unos podrán acumular más
conocimientos y experiencias que otros pero todos son inteligentes. Para
que pueda darse una relación de coaching, es necesario crear un espacio de confianza basado en el respeto mutuo.
Cuando reconoces la inteligencia del otro, estás abierto a
sorprenderte, a aprender, a encontrar nuevos puntos de vista, a darte
cuenta de que la realidad no es lo que tú ves sino que tan sólo estás
mirando tu propia realidad, con tus propios filtros y desde tu propia
perspectiva. Al relacionarte con tus alumnos desde ese reconocimiento,
estarás creando el marco adecuado para que el alumno pueda desarrollar
todo su potencial.
La gente es inteligente y única. Cada uno experimenta y siente de
acuerdo a su edad y a su propia forma de ser. No trates de entender a
los demás desde tu propio yo, desde tu conocimiento y experiencia. Ponte
en su lugar, haz que se sientan verdaderamente comprendidos. Y recuerda que comprender no quiere decir compartir o contagiarte de sus emociones.
La gente es inteligente y tiene mucho que ofrecer. Los alumnos tienen mucho que decir, escúchales.
Aprender a escuchar es una de las habilidades fundamentales del coach.
Habitualmente vamos por la vida con prisas, haciendo mil cosas a la vez,
y creemos que escuchamos pero la mayoría de las veces tan sólo oímos.
Escuchar significa parar y dedicar nuestra atención a quien nos habla.
Algo tan simple como mirar a los ojos de quien se está comunicando con
nosotros marca una gran diferencia. Recuerda que es inteligente, por lo
que tendrá algo interesante que decirte. Para, mira y escucha. Escucha
sus palabras, lo que dice y cómo lo dice pero también sus silencios.
Escucha sus emociones y su manera de interpretar las cosas. Tan sólo
escucha, apartando tu diálogo interno, tus propios
juicios, prejuicios, interpretaciones, emociones, pensamientos y
sentimientos acerca de lo que te está contando. Cuando escuchas así, el protagonista de la historia es el otro, no tú. Y al darle el protagonismo le estás ofreciendo la oportunidad de desarrollarse y de tomar sus propias decisiones.
La gente es inteligente, no necesita que le digan lo que tiene que hacer. No busques soluciones, busca buenas preguntas.
Hazles preguntas que les hagan reflexionar, que abran nuevas
posibilidades, que les ayuden a encontrar nuevos puntos de vista y que
les obliguen a salir de su propia zona de confort. No quieras saberlo
todo. En cambio, muévelos a tomar decisiones, a que las lleven a la
práctica, y a que se responsabilicen de las mismas. Acompáñales en ese
descubrimiento pero deja que sean ellos los protagonistas de su propia
vida, de su propio aprendizaje. A través de las preguntas ellos encontrarán sus propias soluciones.
Aplicar el coaching al ámbito educativo consiste precisamente en
esto, en acompañar a nuestros jóvenes en su camino de crecimiento y
aprendizaje, reconociendo en ellos todo su potencial. Si como profesor,
tú también estás convencido de que la gente es inteligente, tienes una
gran oportunidad de aprender a desarrollar estas habilidades propias del coach para favorecer el desarrollo de tus alumnos, los verdaderos protagonistas.
(Fuente)
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