Una inmensa expectación acompañó la
prueba de vuelo del pasado lunes en Teo, que más bien era una prueba de
fuego. Tays Ferrer, Susana López, Macarena Arca y Andrea Magán llevaban
muchos meses poniendo a punto su dron y acoplándole la nevera que
permitirá transportar órganos para trasplantes. Pero faltaba lo
esencial: saber si despegaba.
Y vaya si lo hizo. «Teníamos miedo de que no
aguantase el peso -admite Tays-, pero funcionó bien y la verdad es que
nos hemos quitado una losa de encima». Ahora todo está a punto. El
martes que viene, estas alumnas de la Escola Universitaria de Deseño
Industrial (EUDI) de Ferrol partirán hacia los Emiratos Árabes Unidos,
donde son finalistas del concurso Drones for Good, que les abre la
posibilidad de ganar un millón de dólares.
La competencia será dura: un proyecto para controlar
la caza furtiva de rinocerontes, otro para limpiar ventanas, un detector
de personas en edificios incendiados... «En Dubái tendremos solo 5
minutos para exponer el proyecto y hacer volar el dron», resume Tays,
más aliviada ahora que sabe que sí vuela.
El proyecto de las chicas de EUDI va mucho más allá y
plantea la creación de «una red logística para el trasplante de órganos
mediante drones», resume Eduardo Guillén, profesor de Organización de
Empresas en este centro de la Universidade da Coruña y uno de los
impulsores de la iniciativa.
Intentamos reemplazar el transporte de órganos por
carretera e incluso por avión de pequeña y media distancia, y
sustituirlo por drones. La autonomía de vuelo impide por ahora realizar
largos trayectos, como entre Galicia y Cataluña, «pero sí recoger un
órgano en el aeropuerto coruñés y pasarlo a un dron para que aterrice en
la azotea de un hospital de Ferrol». El traslado, en muchos casos, se
haría directamente entre hospitales. «En esa azotea estaría el equipo
médico esperando por el órgano para bajarlo al quirófano», añade
Guillén. El control de vuelo se realiza desde tierra.
El cuadricóptero que las estudiantes llevarán a Dubái
es un prototipo a escala con capacidad para mover un kilo y medio de
peso que valdría ya para el traslado de pequeños órganos, como por
ejemplo córneas. Pero para un hígado, que puede pesar 4 kilos, se
necesitaría un dron de mayores dimensiones.
(Fuente)
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