Palabras del Papa Francisco, del 10 de Mayo pasado,
en un encuentro con el mundo de la escuela italiana
“Amo la escuela porque es sinónimo de apertura a la realidad. ¡Al menos así debería ser! No
lo es siempre, y entonces quiere decir que es necesario cambiar un poco. Ir a
la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, a la riqueza de
sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Esto es bellísimo! Si uno ha aprendido a
aprender, esto le queda para siempre, permanece una persona ¡abierta a la
realidad!
Otro motivo es que la escuela es un lugar de encuentro. Y
esto es fundamental en la edad del crecimiento, como complemento a la
familia. La familia es el primer núcleo de relaciones, es la base, y nos
acompaña siempre en la vida. Pero en la escuela nosotros “socializamos”:
encontramos personas diferentes a nosotros, por edad, por cultura, por origen…
Y también amo la escuela porque nos educa a lo verdadero,
al bien y a lo bello. Y esto ocurre a través de un camino rico, hecho por muchos
“ingredientes”. Porque el desarrollo es fruto de diversos elementos que actúan
juntos y estimulan a la inteligencia, a la consciencia, a la afectividad, al
cuerpo... De esta manera cultivamos en nosotros lo verdadero, el bien y lo
bello, estos elementos juntos nos hacen crecer y nos ayudan a amar la vida,
también cuando estamos mal, también en medio a los problemas.
¡No nos dejemos robar el amor por la escuela!”
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